viernes, 20 de septiembre de 2019

NOVENA AL CRISTO DE LA SANGRE, AHILLONES Y CRISTO DEL ROSARIO, VALVERDE DE LLERENA



DÍA 1
Señor Jesús,
Tú eres el elegido, el señalado, el marcado por Dios.
En  tu persona se concentran y se resumen todos los planes de salvación, de vida
y de misericordia, del Padre para el mundo.
Tú eres buena noticia para los pobres,
para los desheredados y los que necesitan el pan de cada día.
Tú libertas a los cautivos,
a los que viven aprisionados por sus traumas,
su viejo pecado, su pasado de amarguras,
su mañana oscura, sus cadenas interiores,
sus recuerdos atormentados y su mentira.
Tú das vista los ciegos,
llevas la verdad a los confundidos y extraviados,
haces comprender el amor de Dios a los entristecidos,
conviertes en valientes testigos de tu Palabra
a los quen no te habían reconocido Resucitado y Vivo para siempre.
Tú liberas a los oprimidos, a
a los que se dejan manipular y engañar,
a los que enredan su vida con la droga y las adicciones,
a los que no saben ver la realidad más que con las gafas de la rutina,
la pereza, el cansancio y la falta de compromiso.
Tú proclamas el año de Gracia de Dios,
el olvido de los caminos confundidos,
la novedad luminosa en las vidas insípidas y anodinas,
el canto de alegría en las noches oscuras.
Tú eres el escogido y nosotros creemos en ti,
que no dudemos de ti, ni de tu sangre derramada,
ni de las espinas que te hirieron más el corazón que la cabeza.
Que no reneguemos de tus latigazos, de tus caídas,
de tu cruz, de tus brazos abiertos,
de tu entrega y tu cariño.
Tú eres el elegido y te damos gracias por llamarnos para estar contigo.

DÍA 2
Esta es la verdad:
una vida entregada a los demás,
que se hace pan para alimentarnos siempre,
para acompañar nuestra debilidad,
para fortalecer nuestras manos que construyen el mundo,
de modo que partamos con justicia
las riquezas, las fatigas, los gozos.
La verdad es tu corazón misericordioso
que se estremece de alegría con el regreso a casa del hijo extraviado.
Es tu abrazo seguro
cuando reconocemos que hemos robado a otros
su mañana o su esperanza,
cuando dejamos atrás las viejas redes
y nos lanzamos al nuevo mar
al que Tú nos llamas.
Esta es la verdad,
la comida que el pueblo necesita,
que necesitamos en la noche de nuestra vida,
en los días duros de caminar contigo,
sanando, recomponiendo vidas, liberando,
sabiéndonos hermanos y peregrinos.
En el Pan está la verdad, está tu cuerpo,
Pan para la Vida Eterna, para el Eterno Amanecer en el que Tú eres Luz y Plenitud de Amor,
para curarnos de las terribles cegueras
que nos hacen esclavos.
Tú, Señor, eres la Verdad.

DÍA 3
Tú eres la Luz del mundo,
del mundo que se empeña en caminar a ciegas,
por caminos que no conducen a la verdad y la vida,
sino a la destrucción, al egoísmo, a la falta de humanidad.
Tú eres la Luz que deshace nuestras noches,
que siembra claridades
cuando todo alrededor es oscuridad y muerte.
Tú eres la Luz que abre el Reino de la Vida a los desesperados,
a los que se cansaron de buscar y de pedir.
Mira nuestras lámparas vacías,
nuestras desganas, nuestras rutinas, nuestro cansancio.
Nos sentamos a oscuras esperando el amanecer,
sin encontrarle sentido a nuestras vidas,
a nuestras cruces, a los horizontes sin esperanza.
Tráenos Tú la luz, sé Tú nuestra luz al caminar.
Llena nuestras lámparas con tus palabras de vida,
con tus promesas y tu vida
entregada por nosotros en la cruz.
Tú eres nuestra luz,
destruyes las sombras de la muerte,
derribas el muro de la tristeza,
arrancas las raíces de la amargura y del desánimo.
Ilumina a los hombres divididos en colores,
razas, patrias, himnos, banderas,
para que descubramos las fuentes de una única familia
que tiene que cuidar la tierra,
cultivar el jardín del Edén que el Padre nos regaló
y sembrar juntos semillas de acogida, de fraternidad,
de pan partido, de vino compartido, de abrazo repartido.
Tú eres la Luz, nuestra Luz, nuestra vida.
Construye en nosotros el Reino de la Luz.

DÍA 4
Señor Jesús, tú eres el Santo de Dios.
Eres el débil que manifiesta el poder de Dios.
El excluido, el golpeado, el despreciado 
que, sin embargo, nos muestra el rostro de un Dios Padre 
que ama sin límite 
que perdona sin límite
que abraza sin límite.
Tú eres el agua fresca que apaga nuestra sed 
y el descanso para las horas terribles 
y para los cansancios insoportables.
Tú eres la mano que acoge y el abrazo que repara 
los dolores más ocultos 
y más sangrantes de nuestra alma.
Eres el Santo que nos trae la presencia del Dios
que mira a la tierra, a las personas, 
a los esclavizados, 
a los que se duelen cada día 
de sus fragilidades, sus problemas y sus oscuridades.
Tú eres el Santo que nos levanta cuando nos caemos, 
que nos sostiene cuando decaemos, 
que nos conforta cuando creemos que no poder más.
Señor, Tú eres el Santo de Dios 
y queremos creer en ti.

DÍA 5
Hijo de Dios, Señor Jesús, Señor de la Cruz y de la vida nueva, 
Tú eres el Hijo de Dios.
Lo sabemos, porque en vez de la grandeza y la gloria del templo de Jerusalén, 
preferías visitar las sinagogas de los pueblos y las aldeas, 
las pequeñas ermitas donde el pueblo escuchaba la Palabra
y confiaba en que Dios actuaría en favor de los pobres y los pequeños; 
y por eso allí, en la sinagoga, Tú eras Sanación y Vida, 
palabra que dignifica al hombre, renovación y esperanza. 
Sabemos que eres el Hijo de Dios porque entrabas en las casas de los trabajadores, 
de los pescadores; y compartías con ellos 
el pan y el pescado. 
Te asomabas a la realidad de su sufrimiento: 
la fiebre, el cansancio, la esclavitud interior, 
las cadenas del alma, las amarguras de cada día. 
Sabemos que eres el Hijo de Dios 
porque olvidabas el olor del incienso 
y habrías las puertas y ventanas de tu vida 
para acoger el olor de los enfermos que acudían a ti, 
con su carga insoportable, con su cruz de carne, 
con su alma hecha jirones, con los harapos de un corazón destrozado. 
Tú eres el Hijo de Dios
porque necesitas tocarnos a cada uno,
sentir el latido de nuestros desgarros y nuestras cárceles 
para liberarnos, sanarnos, reconciliarnos, hacernos nuevos y vivos. 
Tú eres el Hijo de Dios 
y ante ti desplegamos nuestras vidas 
como manteros que mendigan el pan de cada día. 
Quédate siempre con nosotros 
para que nuestras desolaciones sean fortalezas 
y nuestros seriales y desiertos 
florezcan como un valle regado por ríos abundantes.

DÍA 6
Al Alba
la palabra rompió nuestros silencios.
Comprendimos nuestras manos vacías
y el dolor oscuro
que jamás atrapaban las redes.
Nos miraste: y era un fuego y una caricia tu mirada.
Yo quise esconderme,
pero ya lo llenabas todo:
el vuelo blanco de las mariposas
y la sonrisa de los niños;
la terrible soledad!
el camino largo del enfermo
y el abrazo de los amigos.
Estabas en los libros que sanan el alma
y en los viejos rincones del mundo,
en la palabra que se hace hermosa
y en el pan que se comparte.
Mis manos, siempre vacías.
Ahora, abiertas
para que pusiera en ellas tus redes,
mientras marcabas la ruta y los mares para seguirte.
En vano fue la noche y en vano los sueños
sin tus redes.
Caminabas.
Nos pusimos en pie, erguidos y libres.
Y te he seguido,
con el paso torpe y lento,
con los antiguos escorpiones del alma
y el cielo multiplicando estrellas.
Pero te he seguido
porque sanaste mi sordera
y diste vida a mi barro.
Y el sol, ya alto,
abre nuevos caminos.

DÍA 7
Vino nuevo.
Señor Jesús, Tú eres la gran novedad de Dios. 
El vino nuevo 
de una alianza nueva y definitiva, 
el signo hecho carne 
de una fiesta en la que estamos invitados.
Te rechazamos, te ponemos en un rincón 
te vestimo de ropajes que no son tuyos
porque queremos amoldarte a nuestros límites, 
nuestra memoria.
Nos llenas de sobresalto con tu novedad 
y con tu presencia
tan distinta a lo que imaginamos de ti. 
Te hacemos pasar por un predicador dulzón y almibarado
cuando tu palabra
llegaba a lo más hondo de los corazones
para hacerles descubrir la llamada de Dios.
Te vestimos de mediador suave,
tranquilizador de riñas domésticas,
cuando tu palabra incomodaba a todos:
reyes, gobernadores, sacerdotes,
pueblo aferrado a su fe rutinaria.
Te reducimos a predicador modalista 
y a meticuloso juez de pecados y olvidos.
Y somos nosotros los que nos olvidamos de tu Reino,
que es una llamada alegre y consciente
a dejar atrás el vino viejo, el hombre viejo, las viejas leyes, nuestras historias viejas
y renovar el corazón, 
la vida, las esquinas del alma, los ambientes donde se construye o se destruye la vida humana.
Tú eres, Señor, el vino nuevo.
Cuánto nos cuesta acostumbrarnos a ti,a tus palabras, tus hechos, tus llamadas.
Abre nuestros ojos para saberte, reconocerte y seguirte.

DÍA 8
La Resurrección
Señor, Tú eres la Resurrección y la Vida.
Tú proclamas, en el amanecer del primer domingo
que el abismo de la amargura no será jamás nuestro destino
pues no nos has creado para desaparecer
y ser un punto negro, un vacío, un cero.
Tú eres la Resurrección y proclamas la eternidad del amor,
el triunfo de tu cruz sobre el absurdo de la vida, de la nada.
Contigo, la suave brisa de la primavera 
se hace infinita;
y la luz de tu cuerpo levantado desde la tumba 
llena de claridades el mundo, 
la íntima desolación del alma que no tenía horizontes,
el llanto sin consuelo por perder a quien queremos.
Tú cantas un Aleluya sin palabras, 
multiplicas amaneceres y haces germinar jardines
en las tristes eras de la muerte.
¡¡ Estaremos contigo para siempre,
para siempre, para siempre!!
Para siempre, 
sin tiempos, sin ocasos, sin despedidas,
sin lutos, sin lágrimas turbias, sin el dolor de no sabernos.
Señor, Tú eres la Resurrección y la Vida
y nosotros aguardamos la plenitud de tu victoria.
¡Resucita, Señor, nuestra esperanza!

DÍA 9
Baales
No adoraré vuestros baales.
Tocaréis a rebato las campanas de bronce y tiempo,
para que todos se arrodillen
al paso de vuestros cortejos acartonados,
donde la carcoma encuentra el paraíso
y la araña de acomoda
para reinar en el olvido y la fábula. 
Gritaréis con fuerza desde los balcones,
arrojaréis vuestras palabras sobre las cunas
y el pecho de las madres que amamantan;
proclamaréis el reinado de la nostalgia 
y de los recuerdos de viejas raíces podridas.
Agitaréis banderas
y flores
y desfiles de porcelana y yeso.
Pero no adoraré vuestros Baales.
Porque el Dios que habla en la tormenta,
el que se sienta a ver jugar a los niños,
el que coge nuestras manos
cuando empezamos a andar,
el que tartamudea de gozo
cuando balbuceamos su nombre,
el Dios infinito y pequeño,
cotidiano y tan ajeno,
luminoso y oculto;
no soporta a vuestros Baales
de oro y de hambres no resueltas,
de bordados y de desnudeces, que claman,
de lirios heridos y sangrantes.
No adoraré vuestros Baales
porque el cántico de Dios
no es el de las trompetas y los pasos militares,
sino la carrera estremecida
del pastor sobresaltado en la noche
Para encontrar un Dios en un pesebre.
No, no me esperéis: no adoraré vuestros Baales.

viernes, 13 de septiembre de 2019

BESAPIÉ AL CRISTO DEL ROSARIO, VALVERDE DE LLERENA

Venimos, Señor, como los pastores primeros, 
a descubrirte y a adorarte. 
Ellos corrieron en la noche, 
iluminada por los ángeles; 
nosotros, venimos en la oscuridad de nuestras vidas, 
con nuestras preguntas y nuestras necesidades.
Ellos besaron tus pies,
como nosotros. 
Venimos, Señor, ante ti, 
como el padre angustiado, 
cuyo hijo vivía prisionero en su alma, 
con cadenas y gritos, 
con la amargura de no ser y no saberse. 
Y el padre, 
abrazado a tus pies, 
pedía tu ayuda, 
tu palabra que sana, 
tu gesto que libera. 
Y así fue. 
Y fue primavera esa mañana. 
Venimos a ti, Señor, 
con nuestra carga terrible de pecado, 
como la mujer aquella, 
ante tus pies, 
reconociendo su vida equivocada, 
regando con su llanto la semilla de su nueva alma. 
Como ella, 
venimos desolados y vacíos, 
solo con el deseo de amarte, 
de servirte, de nacer de nuevo y crear un mundo nuevo, 
más humano y más lleno de tu Luz. 
Venimos a tus pies, Señor, 
como María en la mañana aquella 
en que te vio vivo, 
vivo para siempre, 
resucitado, vencedor de la muerte, triunfal. 
A tus pies nos ponemos 
para proclamarte Rey vencedor, 
Esperanza nuestra, Vida para siempre. 
Estuviste muerto, 
pero has resucitado y vives con el Padre para nosotros. 
Te besamos tus pies crucificados 
y adoramos tus pies resucitados. 
A tus pies queremos aprender a ser misioneros 
y constructores del Evangelio 
en el mundo que Tú llenaste de vida.


Eugenio Campanario Larguero.

sábado, 7 de septiembre de 2019

domingo, 24 de marzo de 2019

Uso de nuevas tecnologías en la sociedad

Noticia en la que queda reflejado que los pioneros lo tuvieron muy claro desde el principio. Curioso de leer y digno de tener en cuenta.

Guimón, P (24 de marzo de 2019), Los gurús digitales crían a sus hijos sin pantallas. El País, recuperado de https://elpais.com/sociedad/2019/03/20/actualidad/1553105010_527764.amp.html